Esto de estudiar es un rollo.
No siempre, claro. Pero la asignatura de la que me examino el viernes (he conseguido una prórroga de unos días) es una de las cosas más aburridas que he estudiado nunca. Y el aburrimiento me hace desvariar.
Lo peor es que no tendría porqué ser aburrida. Es más, el contenido de seis de los diez temas que entran tienen su punto de interés. Pero los grandes profesores que han redactado los apuntes, han conseguido retorcer y desvirtuar tanto el fondo de la cuestión que resulta soporífero leerlos. Casi les veo, reunidos en su departamento, apostando a ver quién es capaz de meter más palabras odiosas, y más frases subordinadas sin un solo punto, y a veces sin tan siquiera molestarse en añadir un verbo principal, en un párrafo.
Aunque no tienen nada que hacer frente al gran maestro que ha escrito los cuatro temas restantes de los que no he conseguido entender apenas nada. Alguna palabra suelta y poco más. Pero ideas coherentes, ninguna.
Hace ya unos cuantos años que aprendí a leer, y lo he practicado mucho. Considereba que mi comprensión lectora era de nivel de alto a muy alto. Pero me han hecho dudar.
Por suerte, a pesar de estar estudiando a distancia, tenemos un maravilloso grupo en facebook en el que poder animarnos y desesperarnos juntos. Allí te das cuenta de que no eres la única. Que nadie entiende una palabra de lo que escribe ese señor, al que por cierto creo que dedicaré un cuento. Así que al menos dejas de sentirte estúpida y centras tus energías en odiar al equipo de docentes contra los que luchas.
Y después del desahogo...
Llevo ya unos añitos sin dedicarme al estudio a jornada completa, pero los hábitos adquiridos durante mi época universitaria siguen ahí, agazapados, esperando una noche de hincar codos para salir a la luz.
No me gusta el café y a mi novio tampoco. Por lo tanto, en casa no tenemos café. Pero siempre tomaba café para estudiar. Con mucha leche y mucha azúcar. A veces incluso un poco de canela o nuez moscada. Seguía sin gustarme, pero era una especie de ritual que mi cuerpo me ha recordado estos días. Casi lo podía oler y lo echaba de menos. Y eso que me sienta como un tiro. Misterios de los rituales, supongo.
La comida basura era otro de mis pilares en época de exámenes. Algo que sepa bien y se cocine solo y rápido. Y si además te permite seguir estudiando mientras te pseudoalimentas mejor que mejor. Con el café no cedí, pero con las pizzas precocinadas he caído. Supongo que el hecho de que las pizzas me gusten y el café no habrá tenido algo que ver.
Siempre he sido de hábitos nocturnos. Para todo. También para estudiar. Y así sigo. Ya puedo pasarme el día mirando los apuntes, que me distraigo con la pared en blanco y apenas soy consciente de lo que leo. Pero de repente, a eso de las dos de la mañana, algo dentro me hace clic, se me abren los ojos y la mente, y empiezo a absorver información cual esponjita sedienta.
Supongo que en su día tendría más rituales, pero esos eran los principales. Estoy cumpliendo dos de tres. No está mal.
El viernes termina la tortura y supongo que no me veréis por aquí hasta la semana que viene. A no ser que necesite soltar otra pataleta como la de ahora, jejeje
Sois una buena vía de escape :)
Cuando leo algo soy mas de los q miro en contenido y no el continente, aunque haya fallos garrafales me gusta mirar mas alla de que dicen las palabras y ver el trasfondo que encierran. No soy un purista xq el arte de cualquier disciplina esta en loque trasmite y no en el como.
ResponderEliminarAqui tanto el continente y el contenido van de la mano, y se auna lo uno con lo otro transmitiendo un mensaje tedioso. El maldito estudio.
Animo jarutxa el viernes pintxo pote a medina??;)....
Jajajajaja, me alegra ver que he sabido transmitir mi tedio al mundo :D
EliminarY sí, el viernes pintxo-pote, por favor. Que ya habré salido del examen y pienso cambiar los apuntes por el verdejo ;)